lunes, 20 de marzo de 2017

ÚLTIMOS DÍAS BLANCOS

Yo no lo sabía aún, pero el fin de semana pasado, parece que se postula como el último que esquíe este año. Esta mañana recibía la noticia de que, si todo va bien, mañana me operarán, por fin de la rodilla.

Pero lo que venga después ya lo contaré. De momento voy a contar lo que he hecho el último fin de semana, que es lo que importa, porque, además, me lo he pasado muy bien.

El viernes, después de pasar unas cuantas horas de "aperitivo", partimos con dirección a la Plataforma, para dormir allí y, repitiendo la aventura del finde anterior, intentar subir bastante temprano hacia la zona del Morezón.

Por supuesto, parada obligatoria en LA BODEGUILLA para tomar algo de cena, y dejarlo todo hecho antes de dormir nuestras buenas 9 horitas.

El sábado, según lo planeado, sobre las 8:30 estábamos cargados con los esquís (por cierto Andrés estrenaba equipo, por si hay alguien en el mundo que aún no se hubiera enterado...)

 Sufriendo por lo mal que se llevan el empedrado de la calzada del inicio de la ruta con las botas rígidas de esquí.
Además, como es normal, había ya una diferencia entre la cantidad de nieve de la semana anterior, así que cada vez hay que portear más....

Pero todo esfuerzo tiene su recompensa, y, aunque a mí me costó pillar buenas sensaciones (tenía el día muy "cruzao"), todo cambió cuando llegamos a la cumbre, y, de repente, una paz se instauró en mí y me acompañó el resto del día... ¿será por eso por lo que siempre acabo volviendo a las montañas?


Además, y pese a que era fiesta en Madrid y eso suele significar que Gredos está lleno de gente, nos sorprendió que había muchísima menos que el finde anterior.

Total, que tras disfrutar un buen rato de las vistas, bajamos hacia Navasomera, volvimos a subri para volver a tirarnos, y por aquello de cambiar un poco, decidimos subir por el risco de la Cagarruta y dirigirnos hacia el refugio del Rey.

La nieve estaba fenomenal, y he de decir que disfruté mucho-muchísimo bajando por nieve virgen. Quién me lo iba a decir...

Fuimos buscando la ruta según nos pareció. Nunca habíamos ido por allí, así que todo era nuevo. Claro, que todo fue fenomenal, maravilloso, ideal... hasta que se acabó la nieve y hubo que portear los esquís casi una hora....

Pero había merecido la pena, la verdad...

A las 14.15 habíamos quedado para comer con la familia. Suerte que el restaurante estaba en la misma carretera de bajada de la plataforma, porque ya se nos empezaba a echar el tiempo encima.

El sitio era ideal para una tarde con niños.


Comimos, y sobre todo bebimos. Vimos el fútbol, reímos...

Y cuando empezaba a hacer frío, seguimos con el rollete de las cañas en Hoyos.
Muchas risas.

Lo malo vino el domingo, claro...Los cuerpos estaban para poca fiesta, y, después de dudar mucho, mucho MUCHO, decidimos probar suerte de nuevo al Morezón, a ver si éramos capaces de poner nuestros esquís allí de nuevo...
Costó mucho, la verdad.

Pero llegamos. Con ritmo mucho más cansino, pero llegamos.


Andrés bajó por una canal, pero yo por el mismo sitio que de subida, que tampoco hay que jugársela...

Paramos a comer un sandwich (Gracias, Tita) y proseguimos...

Y, como digo, esta imagen representa el fin de esta temporada, en la que, para no poder esquiar por recomendación médica, no puedo decir que se haya dado mal...


Aunque fue una actividad mucho más corta, lo suficiente para despejarnos un poco, y volver a hacer hambre (y sed) de unos refriguerios en la terracita de La Bodeguilla


...Y lo que pase a partir de ahora... ya lo iremos contando...(espero).

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